lunes, 19 de mayo de 2008

La Economía De Chile En Los Siglos Coloniales.

La economía en el siglo XVI La economía de Chile en el siglo XVI fue fundamentalmente minera,(en la imagen: faenas mineras) y dentro de esta actividad la labor que alcanzó mayor desarrollo fue la explotación de lavaderos de oro.El lavadero que primero se comenzó a explotar fue el de Marga Marga, en la desembocadura del río Aconcagua y bastante próximo a Santiago.Pronto se inició la explotación de los lavaderos que existían cerca de la ciudad de La Imperial, en Concepción, en Valdivia, en Osorno y en Villarrica.El trabajo de lavar las arenas en busca de pepitas y de polvo de oro era muy pesado, y el hecho de permanecer largas horas en el agua y en la humedad producía entre los indios, que debían realizar el trabajo, enfermedades y muertes. Aquí encontramos otra razón de la #guerra de Arauco##, ya que los indios rechazaban esta actividad.Además de oro, se explotaron minerales de plata, cobre y plomo. La segunda actividad económica de importancia, en este siglo, fue la agricultura.Así, y muy rápidamente en todos los valles se inició la siembra de trigo y cebada. Los frutales europeos como el durazno, el damasco, la higuera, el manzano y la vid, pasaron a formar parte del paisaje chileno.Caballos, vacunos, ovejas, caprinos, cerdos y las aves de corral, daban vida a las estancias compartiendo con las llamas y guanacos, animales autóctonos de América.La economía en el siglo XVII A lo largo del siglo XVII la economía del país tomó decididamente una vocación agro-ganadera.En un comienzo fue la explotación ganadera: los vacunos traídos durante el siglo anterior se reproducían de tal manera que vagaban por cerros y montañas en las estancias. Una vez por año, debía recogerse el ganado para marcarlo; este trabajo era el rodeo. Al mismo tiempo se realizaba la matanza, es decir, el beneficio de las reses.La reses entregaban importantes bienes que eran consumidos en el país, o bien, enviados a mejorar mercados como el peruano. La carne era salada y puesta a secar a los rayos del sol; así se obtenía el charqui. Los cueros salados eran usados para fabricar cordobanes, cueros y suelas; finalmente el sebo era empleado en fabricar las velas que alumbraban casas y calles.Sin embargo, durante este siglo, el país se caracterizaba por iniciar su gran producción de trigo y de harina. Los valles, desde La Serena al Biobío, al llegar el verano, brillaban con dorados colores por el trigo maduro. Luego en largas caravanas de carretas, era enviado a las ciudades y al puerto de Valparaíso, donde era embarcado al Perú, país que necesitaba de nuestro trigo para fabricar su pan, ya que aquellos habían dedicado su tierra a plantar caña de azúcar, la que era enviada a Chile, porque nuestro país nunca la produjo. Junto al trigo, alcanzó una notable producción la cebada y el maíz.La economía del siglo XVIII. Al comenzar el siglo XVIII, Chile continuaba explotando sus riquezas agropecuarias, aprovechando el excelente mercado peruano, donde encontraban fácil colocación y muy buen precio, el trigo, la harina, el maíz, la cebada y los frejoles.Durante este siglo se inició la siembra de algunos productos como el arroz, el lino, el cáñamo y el algodón. Las viñas abarcaban extensas zonas y los vinos chilenos comenzaron a adquirir calidad.También se produjo una reactivación de la actividad minera. Si bien es cierto, los importantes lavaderos de oro del siglo XVI habían desaparecido, se explotaron con éxito minas de oro, en las proximidades de Copiapó, en Petorca, Peldehue, Tiltil y Alhué.La plata alcanzó una buena producción, destinada especialmente a la fabricación de monedas. Los minerales más importantes estaban en Copiapó, Coquimbo, Putaendo y en la famosa mina de San Pedro Nolasco, en el interior del Cajón del río Maipo.Pero fue, sin lugar a dudas, la producción de cobre la más importante actividad minera de este siglo; las minas en Atacama, Coquimbo y Aconcagua alcanzaron un número significativo, concentrando gran cantidad de población y de capitales. No eran grandes minerales, sino pequeños laboreos que en conjunto alcanzaban una excelente producción.El cobre chileno era consumido en el país, o bien, enviado al Perú y a España, para la fabricación de cañones, campanas y otros artefactos. Una cantidad no pequeña salía del país en las bodegas de buques norteamericanos, ingleses y franceses, como pago de mercaderías entradas ilegalmente al país.Durante este siglo, el comercio alcanzó un desarrollo que hasta entonces no había tenido. Se debe recordar, que durante todo el período colonial, Chile, al igual que las otras colonias americanas, estaba sometido al régimen del monopolio implantado por el gobierno español.Además del comercio con el Perú, Chile enviaba y recibía bienes de otras regiones. Con las provincias del Río de La Plata se mantuvo un tráfico consistente en el envío de cueros curtidos y cobre elaborado; se recibía yerba mate y esclavos negros; estos últimos sólo pasaban por Chile en viaje al Perú, donde alcanzaban mejor precio.Con España, el comercio directo comenzó mediante el navío de registro, que empieza a llegar hacia 1719. Estos buques se llamaban así porque sólo registraban ante la Casa de Contratación los pasajeros y listas de mercaderías, no sometiéndose a otros requisitos establecidos por dicho organismo.Pero el comercio con España adquirió mayor desarrollo, con posterioridad al año 1778, cuando el rey Carlos III dictó la Ordenación de Comercio Libre, que permitió a numerosos puertos españoles y americanos, comerciar directamente entre ellos. A Valparaíso y Concepción les fue permitido fletar buques directamente a puertos españoles. Fue durante este siglo en que el contrabando alcanzó un notable desarrollo.

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