lunes, 19 de mayo de 2008

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PSU Historia ET21a


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Material de preuniversitario PSU de Historia.
Eje Tematico: Raices historicas de Chile.
Construccion de una identidad mestiza.


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METODOLOGIA HISTORICA

El Método de Trabajo del Historiador
El oficio del cientista social en general y del historiador en particular, tiene sus reglas y hay que seguir determinados pasos:
1.-Planteamiento de un problema, por ejemplo, "El SIDA en Chile, 1980­2000".
2.-Revisión bibliográfica, que consiste en conocer los trabajos que ya existen sobre el tema.
3.-Elaboración de un marco teórico, etapa en la cual se definen los conceptos clave de la investigación y se plantean las preguntas que la motivan (¿que grupos de la población chilena son mas afectados por el SIDA?, ¿que caracteriza a esos grupos? (edad, sexo, nivel socio-econ6mico), ¿qué campanas informativas o programas de educación sobre el SIDA se han implementado en Chile?).
4.-Formulación de una(s) hipótesis de trabajo que guiara el estudio, por ejemplo, "El aumento del SIDA se relaciona con la poca educación que existe sobre el tema".
5.-Recolecci6n de datos, que en nuestro ejemplo podrían ser entrevistas a médicos, científicos o portadores del virus, revisión de prensa y estadísticas, informes gubernamentales sobre la enfermedad, etc.
6.-Análisis, síntesis y redacción, fase en la cual hay que ordenar los materiales recopilados, verificar la(s) hipótesis y redactar el trabajo final con las conclusiones respectivas.
El historiador va paso a paso para llevar a cabo su investigación, intentando responder a las preguntas que la motivaron. Pero su trabajo no se resume solo en eso. Hay otro rasgo que distingue los estudios hist6ricos: la interpretación que se realiza sobre la base de los datos recopilados. No es extraño que, los historiadores Ileguen a conclusiones diferentes habiendo analizado las mismas fuentes. En la investigación sobre el SIDA, unos dirán que el aumento de contagiados se debe a las deficientes políticas publicas sobre el tema, otros esgrimirán la promiscuidad entre determinados sectores de la población y otros, finalmente, podrán argumentar que el sistema de salud no funciona como debiera. Lo mismo ocurre en relación a los procesos históricos.
Los Conceptos Claves
a) La temporalidad y sus elementos:La dimensión temporal que comprende un estudio histórico o temporalidad es un concepto clave en el estudio histórico y su uso se ha transformado en el tiempo. La historiografía ha pasado de relatar acontecimientos, como una guerra por ejemplo, a dar cuenta de los procesos que explican, con mayor profundidad, esos acontecimientos considerando para ello periodos más extensos, que pueden abarcar varias décadas. No basta, por ejemplo, con examinar unos cuantos acontecimientos para comprender la transición a la democracia en el Chile actual o la ocupación de la Araucanìa a fines del siglo XIX; hay que estudiar un periodo más largo y analizar sus elementos básicos.En esa mirada más profunda se analiza el devenir histórico identificando las coyunturas o el conjunto de hechos o acontecimientos que confluyen en un momento dado y que producen cambios, como las crisis económicas, los estallidos sociales, las guerras, etc. Además, el análisis requiere mirar las estructuras, que constituyen una especie de telón de fondo del desarrollo histórico, un factor de continuidad en la historia, y solo sufren cambios en plazos muy dilatados. A lo largo de la historia de Chile podemos identificar, por ejemplo, una estructura económica agraria de muy larga duración y en la politica encontramos el autoritarismo, como elemento estructural del siglo XIX; en lo social, las migraciones del campo a las ciudades en el siglo XX o la estratificación social basada en el color de la piel durante la Colonia. Todas estas constituyen estructuras importantes en nuestra historia y han influido poderosamente en la mentalidad del pueblo chileno.Los cambios de las estructuras son los que nos permiten diferenciar los periodos históricos unos de otros, aunque son algunas coyunturas las que nos precisan fecha de inicio o de fin de cada uno.
b) Los niveles de análisis
Si bien en la realidad la historia es una sola, para poder aprehenderla mejor se hace necesario examinarla en distintos niveles que a grandes rasgos son: el político, el económico, el social y el cultural. Un buen análisis, en todo caso, debe cruzarlos y rela­cionarlos para formular una explicación convincente sobre algún problema histórico.


Las Fuentes Históricas
TIPO
DESCRIPCIÓN

SEGÚN SU ORIGEN
PRIMARIAS O DIRECTAS
Testimonios contemporáneos a los hechos que tienen una vinculación directa con la directas ellos (crónicas, cartas, fotografías, documentación oficial, prensa, etc.)
SECUNDARIAS O INDIRECTAS
Testimonios o escritos que tratan sobre los hechos de manera indirecta (historiográfica, tesis de grado universitarias, literatura, etc.)

SEGÚN EL SOPORTE
ESCRITAS
Pueden ser manuscritos o impresos como leyes, bandos, memorias ministeriales escritas, crónicas, biografías, registros parroquiales, cartas, diarios privados, prensa; ensayos textos literarios, etc.
MATERIALES
Mobiliario, construcciones, materiales, indumentaria, objetos personales, herramientas, monedas, armas, objetos decorativos, utensilios, instrumentos, etc.
ICONOGRÁFICAS
Pinturas, grabados, ilustraciones, carteles, fotografías, planos, caricatures, etc.
AUDIOVISUALES
Películas, documentales, diaporamas, programas de radio, canciones, videos, grabaciones de aficionados, etc.
ORALES
Entrevistas, discursos, relatos de vida, mitos, leyendas, etc.
ESTADÍSTICAS
Censos, contabilidad, tablas o gráficos con información cuantitativa sobre, aspectos económicos, demográficos, climáticos, etc.

SEGÚN SU INTENCIÒN
VOLUNTARIAS
Testimonios producidos con el propósito de servir para recordar determinados hechos (memorias ministeriales, inscripciones, medallas, monumentos, etc.)
INVOLUNTARIAS
Testimonios que se han conservado por los azares de la vida (correspondencia secreta o privada, avisos, panfletos, grabaciones interceptadas, etc.).

Glosario.

ACÉFALO: Sin cabeza, en este caso sin gobierno.
AGRICULTURA DE ROZA: Consiste en quemar parte del bosque o la selva para preparar un campo de cultivo sobre las cenizas.
REAL AUDIENCIA: Máximo Tribunal de Justicia en las colonias, además cuerpo asesor del virrey o gobernador.
AYLLÚ: Estructura social y económica que organizó a las sociedades Aymara y Atacameñas. Su origen es incaico.
BANDA: Organización social. Grupo de familias de cazadores recolectores nómadas o seminómadas. El más viejo del grupo es el jefe y en el aspecto religioso son animistas. La sociedad es de carácter igualitario.
BUTALMAPUS: Concepción de las grandes unidades territoriales o ecosistemas: costero, del valle y precordillera propios de la cultura Mapuche.
CAPITULACIÓN: Contrato entre el Rey y un Castellano donde se especifican las condiciones de un Descubrimiento o Conquista.
CENOTE: Especies de pozos que se forman en capas impermeables y que se abastecen de las aguas lluvias.
CULTURA: En su sentido amplio significa la herencia social íntegra de la humanidad. En un sentido más restringido una cultura equivale a una modalidad particular de la herencia social.
CULTURA CHINCHORRO: Complejo cultural que se desarrolló hace más de 3000 años entre Arica e Iquique combinaron la caza, la pesca y la textilería.
CUNCOS: Pueblo ubicado entre el Río Bueno y la Isla de Chiloé. Se originan a partir de la unión entre Huilliches y Chonos.
CURACA: Jefe provincial Inca. En Chile existieron dos, el de Coquimbo y el de Aconcagua.
CHASQUI: Mensajero inca que recorría los caminos que comunicaban la ciudad del Cuzco otras zonas lejanas del Imperio.
CHINAMPAS: Campos de cultivo que se formaban depositando el barro del fondo del lago Texcoco, sujeto por ramas.
CHIVATEO: Gritos e insultos que lanzaban los guerreros mapuches al enemigo, cuando entraban en batalla.
DEIDADES: Dioses, divinidades.
DESPOTISMO ILUSTRADO: Forma de gobierno propia del S. XVIII, caracterizada por una monarquía absoluta que promueve el progreso sin contar con participación del pueblo.
ENCOMIENDA: Institución que traspasaba a un castellano ciertas obligaciones del Estado para con los indígenas, como su protección, representación y evangelización, a cambio del trabajo de los naturales.
FEUDALISMO: Sistema político que se caracterizó por la descentralización del poder.
HUAIRAS: Hornos en donde fundían los metales los Atacameños.
HUESTE: Grupo que acompaña a un conquistador.
KAKÁN: Lengua hablada por los Diaguitas.
KLOKETÉN: Ritual ceremonial de iniciación realizado por los Onas o Selknam.
KUNZA: Lengua hablada por los Atacameños.
LONKO: Jefe de las comunidades mapuches en tiempos de paz.
LOV: Unidad familiar básica de los Mapuches.
MACHITÚN: Ceremonia destinada a sanar a los enfermos realizada por la Machi.
MAPUDUNGUN: Lengua hablada por Picunches, Mapuches y Huilliches.
MERCANTILISMO: Doctrina económica que promueve el comercio de manufacturas y busca la acumulación de metales preciosos, para ello los países disponen el Monopolio Comercial con sus colonias.
MESOAMÉRICA: América Central.
MILPAS: Campos de cultivo preparados mediante el sistema de roza.
MINGACO: Trabajo comunitario realizado por Mapuches.
MITA: Sistema de trabajo por turnos creado por los Incas.
MITIMAES: Colonias pacificadoras y difusoras de la cultura incaica que eran instaladas en las provincias conquistadas.
NGUENECHÉN: Principal deidad Mapuche. Creador de todas las cosas y protector de la raza.
NGUILLATÚN: Culto colectivo de rogativas al Pillán con el fin de solicitar beneficios para los Mapuches.
PATRONATO REAL: Derecho que tenían los reyes de España sobre la iglesia en América, para dirigirla en lugar del Papa.
POLIGAMIA: Práctica cultural que consiste en tener varias esposas.
PUCARÁ o PUKARÁ: Construcción de piedra incaica a manera de fortificación. Ubicada en un emplazamiento estratégico, destinada a controlar y asegurar el dominio sobre la zona circundante.
REAL CEDULA: Instrumento jurídico similar a una ley, mediante la cual el rey comunicaba una orden a sus súbditos.
REAL SITUADO: Dinero y/o especies provenientes del Perú y destinado a financiar al ejército de la frontera araucana
SEÑORÍO: Sistema político de grupos que superan el nivel de bandas y tribus. Se caracteriza por la jerarquización social y la existencia de un jefe común (Señor).
SINCRETISMO: Sistema filosófico o religioso que trata de conciliar doctrinas diferentes. Combinación de dos o más elementos, principalmente culturales que dan como resultado uno diferente, que sintetiza los principios de los otros.
TEMBETÁ: Adorno labial usado por etnias amazónicas. En Chile fue usado por la cultura El
Molle.
TIAHUANTISUYO: Imperio territorial incaico.
TOQUI: Jefe militar de los Mapuches.
YANACONA: Sirviente perpetuo del Estado en el Imperio Inca.

1600-1810: Los Siglos Coloniales.

En los siglos XVII y XVIII, una serie de hechos fueron delineando los principales rasgos de la naciente sociedad chilena, algunos de los cuales se manifiestan hasta hoy.Podría decirse que el primero de estos siglos transcurrió entre catástrofes naturales, episodios dramáticos - como el que protagonizó la Quintrala-, la aparición repentina y asoladora de piratas y corsarios y la acción de algunos gobernadores corruptos e ineficientes.El segundo, en cambio, aparece como el Siglo de las Luces, del progreso que se expresaba mediante la fundación de nuevas ciudades, la creación de nuevas instituciones, y la administración de mandatarios marcados por una política reformista impuesta desde España.Procesos históricos En este ambiente, se desarrollaron dos procesos históricos de importancia: por un lado, una nueva forma de relaciónhispano-indígena; y, por otro, la consolidación de una sociedad mayoritariamente mestiza y agropecuaria, al norte de la frontera de Arauco.La situación bélica de Arauco se alteró de modo sustancial tras el Desastre de Curalaba (1598). La creación de un ejército profesional y permanente, pagado con los dineros del Real Situado que venía desde el Perú, fue el primer cambio que se experimentó en este campo, a inicios del siglo XVII. Luego siguió en 1608, la autorización para esclavizar a los indígenas rebeldes y, posteriormente, la imposición a instancias del Padre Luis de Valdivia, de una nueva modalidad bélica. Esta fue la guerra defensiva, caracterizada por el desarrollo de actividades militares, solo en caso de defensa, y por el envío de misioneros allende la Frontera.Pese a este esfuerzo, la guerra defensiva terminó por imponerse: cobraron fuerzas la Malocas, es decir, las violentas irrupciones de los españoles en territorio indígena, acciones que encontraron respuesta los Malones del pueblomapuche.Sin embargo, con el correr del tiempo predominaron las relaciones pacíficas entre ambos bandos.Las condiciones de paz se fijaban en los Parlamentos, instancias cuyos resultados eran más o menos estables, debido a que en estos encuentros participaba una gran cantidad de caciques indígenas, pero nunca la totalidad de ellos. Los Parlamentos se hicieron casi rutinarios durante el Siglo XVIII, permitiendo grandes períodos de entendimientos y de comercio entre españoles e indígenas, eventualmente cortados por nuevos episodios bélicos. Estos podían ser de carácter general - aquellos en que participaba la gran mayoría de las comunidades indígenas- o parcial, en los que tomaba parte algunas comunidades autóctonas.Al norte del río Bíobío la situación era distinta. Las ciudades consolidaron su existencia y las distintas actividades agropecuarias empezaron a aumentar su producción y a realizar las primeras exportaciones. Esto llegó a su punto cúlmine en el siglo XVIII, con la gran corriente exportadora de trigo hacia el Perú. La antigua sociedad del siglo XVI, en la que existían dos grupos claramente definidos- españoles e indígenas-, se volvió más compleja, debido al creciente número de mestizos, quienes se transformaron, paulatinamente, en la principal fuerza de trabajo del Reino. De modo paralelo, la población total también aumentaba.Por su parte, las instituciones se hallaban en pleno funcionamiento: los cabildos, la Real Audiencia de Santiago y todos los funcionarios , conformaban un complejos sistema administrativa, que se distinguía por la poco clara delimitación de funciones, la supervigilancia mutua entre las autoridades y la existencia de una serie de prohibiciones que en muchos casos no eran respetadas.La familia Borbón asume el poder.El inicio del siglo XVIII presenció un cambio dinástico en España: la muerte sin descendencia de Carlos II y sus disposiciones testamentarias permitieron que a través de Felipe de Anjou- Felipe V- se iniciara el reinado de la familia Borbón. De origen francés esta impuso un nuevo estilo en el gobierno de Chile y de América, caracterizado por la idea de repotenciar y renovar al ya alicaído Imperio español. Se agilizaron los sistemas administrativos, procurándose establecer un manejo burocrático más eficiente, lo que implicaba la realización de reformas de todo tipo. Así, se tendió a aumentar el control que el Estado ejercía sobre los súbditos de la Corona, a mejorar los rendimientos económicos y las condiciones de vida en las colonias. Por ello fue que en nuestro país se fundaron varias ciudades y se establecieron nuevas instituciones, tales como la Real Universidad de San Felipe, la Casa de Moneda y el Tribunal del Consulado.Adelantos y problemas.Al mismo tiempo, se buscó agilizar el comercio trasatlántico mediante la apertura de nuevos puertos y rutas. La agricultura chilena fue capaz de exportar importantes y crecientes cantidades de trigo al mercado peruano, originando, de paso, una gran concentración de la propiedad. Se realizaron obras de adelanto, tales como el mejoramiento del camino cordillerano entre los Andes y Mendoza, y de la ruta que unía Santiago con Valparaíso. En la capital, se continuó con los trabajos del canal del Maipo, se construyeron y refaccionaron los Tajamares del Mapocho, se siguió con la edificación de la Catedral de Santiago, y se levantó el puente de Cal y Canto.Sin embargo, no todo era de dulce; también había agraz. En las ciudades se presentaban graves problemas, siendo la delincuencia el más delicado de ellos.Las autoridades se abocaron, con distintos procedimientos y resultados, a tratar de remediar esta situación. .Un hecho de trascendental importancia - debido al impacto que causó y a los daños que provocó en la calidad de la educación, la industria y la cultura en el país- fue la expulsión de los miembros de la Compañía de Jesús, decretada por Carlos III en 1767. Los jesuitas dejaron un vacío que las otras órdenes religiosas no consiguieron llenar.
Hitos del periodo
Nueva estrategia en Arauco (1615): A instancias de padre Luis de Valdivia se implanta la guerra defensiva.
Inicio de los parlamentos (1641): con las paces de Quilín se inicia la política de parlamentos entre españoles y mapuche.
Nuevas instituciones: dentro del marco de las reformas Borbónicas, se crean distintas instituciones, tales como el Tribunal del Consulado (1795), y el Tribunal de Minería (1802), la Real Universidad de San Felipe (1738) y la Casa de Moneda (1743).
Libertad de Comercio (1778): procurando mejorar el comercio entre España y América y, además, aumentar la recaudación tributaria, se decretó la libertad de comercio entre ambas partes del Imperio.
Inicio de la crisis imperial (1808): a prisión de Fernando VII en Bayona, a manos de Napoleón Bonaparte, inicia la crisis que condujo a la Independencia.
LA ADMINISTRACIÓN COLONIAL.¿A qué se llama Colonia en Chile?El período conocido como Colonia duró casi dos siglos y medio: desde 1601 hasta 1810. Más exactamente, se inicia con el término del gobierno de García Hurtado de Mendoza (en la segunda mitad del siglo XVI) hasta la Independencia (en la primera década del siglo XIX) .Durante la Colonia los españoles se establecieron con relativa calma entre el río Elqui y el Biobío, y llegaron desde España en mayor número que durante la Conquista. Las villas o ciudades fundadas en la Conquista crecieron y tomaron un ritmo de vida más urbano que rural. El territorio al norte del Biobío, estaba en paz y la economía se desarrollaba en forma creciente; la agricultura y la ganadería alcanzaron un mayor desarrollo.Sin embargo, en la Colonia existieron también numerosos problemas: el peligro de los constantes levantamientos generales de los araucanos; los asaltos costeros de nuestro país por corsarios o piratas ingleses, franceses y holandeses; finalmente, fuertes terremotos y epidemias que pusieron en constante peligro la vida humana.El gobernador, máximo representante del rey en el reino de Chile.El representante del monarca en Chile recibía el nombre de gobernador, capitán general o presidente. Era el jefe máximo del Ejército y presidía las sesiones de la Real Audiencia.(En la imagen: llegada de un gobernador)El gobernador era designado por el propio monarca y extraordinariamente de modo interino por el virrey del Perú. Los gobernadores de Chile, dado el peligro que representaba la Guerra de Arauco, vivían con frecuencia en la ciudad de Concepción: así sucedió en el siglo XVI y gran parte del XVII.Los gobernadores de Chile fueron casi todos españoles y les estaba estrictamente prohibido establecer relaciones estrechas en el país; de ese modo no podían contraer matrimonio, no podían ser padrinos, comprar propiedades, aceptar regalos u obsequios. Esta medida la tomaba el monarca para que no se aprovecharan de la distancia y lejanía para enriquecerse. Una vez que el gobernador era relevado de sus funciones se le sometía a un juicio llamado de residencia para ver si había faltado a sus obligaciones o había transgredido lo que le estaba prohibidoLa Real AudienciaEra el más alto tribunal de justicia en Chile. Sus atribuciones eran múltiples: servía de consejo al gobernador; era tribunal de apelaciones de juicios realizados en otros tribunales menores; vigilaba el cumplimiento de las funciones de los empleados reales; examinaba las ordenanzas de los cabildos; velaba por que se diera buen trato a los indios; vigilaba que se cumplieran los derechos que tenía el monarca sobre la iglesia.La primera Real Audiencia se instaló en la ciudad de Concepción y en el año 1609 se trasladó definitivamente a Santiago. Estaba formada por cuatro oidores y un fiscal y era presidida por el gobernador.Los miembros de la Real Audiencia fueron generalmente españoles y gozaban de especial consideración.Al igual que el gobernador, les estaba prohibido comprar o vender bienes, contraer compromisos sociales o cualquier otro acto que atentara contra la buena y correcta administración de la justicia.El Cabildo El Cabildo fue una de las más importantes instituciones coloniales de América hispana. Su función principal era velar por el progreso de la ciudad; tenía funciones judiciales, ya que dictaba sentencias en primera instancia; funciones económicas, en cuanto controlaba y fijaba precios y medidas; concedía autorización para explotar negocios y regulaba la vida comercial de la ciudad; además tenía funciones municipales ya que se preocupaba de aseo, del ornato, del alumbrado y de la policía de la ciudad.Los miembros del Cabildo eran, normalmente: dos alcaldes, jueces de primera instancia; seis regidores que velaban por el cuidado de la ciudad: un alférez real que cuidaba el estandarte real y el fiel ejecutor quien vigilaba el comercio, en especial los precios y las medidas de pesos y capacidades. Existían, además, otros cargos menores.Para ser miembro del Cabildo sólo era necesario ser vecino, por lo tanto los criollos tuvieron acceso a estos cargos, transformándose así en la única expresión de poder político que tuvo el criollaje .Fueron, sin lugar a dudas, la auténtica expresión de los hombres nacidos en esta tierra, que por ese sólo hecho estaban excluidos de pertenecer a la Real Audiencia o ser nombrados gobernadores.El Cabildo se reunía en sesiones ordinarias a las que asistían sólo sus miembros y en sesiones extraordinarias, también llamadas Cabildos Abiertos, a las que concurrían un número elevado de vecinos. Eran convocados para resolver importantes asuntos en la ciudad. Los más importantes Cabildos Abiertos de Santiago fueron el que nombró gobernador a Pedro de Valdivia en 1541 y el que nombró a la Primera Junta de Gobierno en 1810.

Mestizos, Inquilinos Y Vagabundos En Chile Colonial.

Tipos populares de Chile Tradicional La historia profunda del mundo rural chileno, de su gente y sus costumbres, además de la persistencia del latifundio como sistema de propiedad de la tierra, explican el surgimiento de una diversidad de tipos o personajes característicos del mundo popular campesino colonial. Arrendatarios, labradores, inquilinos, pequeños propietarios, vagabundos, afuerinos, labradores, gañanes, peones ambulantes, vaqueros y medieros formaban parte de la amplia gama de prototipos o paradigmas existentes en el Chile rural de antaño.En este contexto, el espacio popular donde se desenvolvió la sociabilidad de estos estratos fue la chingana. Uno de los arquetipos más tradicionales y permanentes del campo chileno fue el inquilino, quien, una vez asentado en los lindes de las estancias, podía establecerse e intentar fundar una familia. Lauro Barros planteaba en el siglo XIX que el inquilino “era un agricultor que criaba ganados y sembraba cereales, que miraba como propia la tierra que cultivaba, se radicaba en ella para constituir una familia, aumentaba sus economías para formar un capital, y si servía con inteligencia y honradez, obtenía ascensos como capataz y mayordomo y llevaba hasta su muerte una existencia cómoda. ¡Que diferencia con el peón ambulante que, después de una vida de aventuras, tarde o temprano volvía pobre y andrajoso al antiguo hogar!”. No obstante, a cambio de su estabilidad y la de su familia, el inquilino debía soportar las crecientes arbitrariedades y humillaciones del poder terrateniente que en forma creciente le imponía mayores cargas y obligaciones contractuales.En todo caso, a pesar de su precaria seguridad, el inquilino se diferenciaba profundamente del sector más desfavorecido de la sociedad: el de los vagabundos. Indios, mestizos, mulatos y zambos, es decir, todo lo que las fuentes llamaban “castas”, constituían el origen del perpetuo vagabundaje. En efecto, eran miles los hombres que recorrían los campos y las haciendas buscando un trabajo o algo que hurtar. El peón o gañán era un trabajador temporal que algunas veces vivía en las haciendas, “arrimado” o “allegado” a un inquilino, o se instalaba en las chinganas o simplemente dormía al aire libre en el verano.Era también un candidato fijo a vagar por los campos robando o empleándose como tabernero, mesonero, criado, cochero, lacayo, vendedor de verduras, aguador o mozo de transporte. La afición a los juegos y a las riñas eran otros de los aspectos característicos de los gañanes. Las carreras de caballos, las canchas de juego de bolos, las cartas, en fin, todo lo que diese lugar a levantar ramadas y consumir licores formaba parte del mundo de los vagabundos, ociosos y malentretenidos, como se les llamaba en aquella época. De este modo, las órdenes para castigar los desórdenes en las pulperías y en las tabernas eran una rutina en el Chile colonial. En el siglo XVIII el incremento de la demanda de mano de obra hizo mirar cada vez con mayor dureza y desconfianza a los vagabundos.El crecimiento demográfico, la valorización de la tierra, la expulsión de los inquilinos y la progresiva necesidad de trabajadores para las faenas relacionadas con la exportación de trigo generaron un fuerte aumento de la demanda y de la población flotante en el siglo XIX. No obstante, el proceso de urbanización de la sociedad, iniciado en la segunda mitad del mismo siglo, apaciguó lentamente el movimiento de vagabundos por el territorio chileno e inició un proceso migratorio hacia Santiago

Vida Urbana En El Siglo XVIII.

La mirada de los extranjeros
Durante el siglo XVIII en Chile y bajo el impulso de la corona y de gobernadores eficientes se llevó a cabo un proceso de fundación de villas y ciudades. Asimismo la obra del arquitecto Joaquín Toesca cambió la fisonomía de Santiago, señalando un progreso urbano que modificó la vida de sus habitantes, realidad que se manifestaba claramente a fines de la Colonia.El testimonio de los contemporáneos, en especial de los extranjeros que visitaron nuestro territorio, nos permite evocar la fisonomía de estos cambios en la vida urbana de las ciudades chilenas dieciochescas. Amadée Frezier, que estuvo en Chile entre 1712 y 1713, describió La Serena como una ciudad con calles sin pavimentar que parecían campos pues estaban “orladas de higueras, olivos, naranjos, palmas que le dan agradable follaje” y casas edificadas de barro y cubiertas de rastrojos. Según este mismo viajero, Valparaíso estaba compuesto de un centenar de pobres casas mal dispuestas y de diferentes niveles. Las edificaciones se extendían a lo largo de la playa donde se encontraban las bodegas de trigo. Treinta años más tarde, el marino inglés John Byron se expresó de modo similar respecto del puerto, aunque reconocía ciertos adelantos. Sin embargo, las referencias de los viajeros sobre la capital del reino eran más halagüeñas. Aunque George Vancouver de paso por Chile en 1795 advertía sobre la suciedad de las calles, Byron expresaba que Santiago era una ciudad emplazada en una ”hermosísima llanura”, bien pavimentada con abundantes naranjos, floripondios y “toda suerte de flores que perfuman las casas y a veces la ciudad entera”. Agregaba que “en el medio de la ciudad se halla la plaza mayor, llamada plaza real, en la cual desembocan ocho avenidas. El costado poniente lo ocupan la catedral y el palacio episcopal; en el costado norte se encuentran el palacio del presidente, la Real Audiencia, el Cabildo y la cárcel; al costado sur hay una hilera de portales a todo lo largo de la cual están las tiendas y encima una galería para ver las corridas de toros; y en el costado oriente hay algunas grandes casas que pertenecen a personas de distinción.”. Como en siglos anteriores, las ciudades continuaron celebrando diferentes funciones públicas y entretenimientos. En efecto, la recepción de los gobernadores, la jura de los reyes, el nacimiento de algún infante y las fiestas y procesiones religiosas marcaban el transcurso del tiempo. Los juegos y diversiones, dentro o fuera de las casas, se esparcieron por todo el territorio y alcanzaron al finalizar el siglo gran acogida. Los más populares fueron las riñas de gallos, las corridas de toros, el juego del volantín, del trompo, de los bolos y la pasión por los naipes y la lotería. Las tertulias y recitales poéticos eran diversiones de las clases más acomodadas y eran amenizados por el clavicordio y los toques de flauta. La juventud de los barrios populares bailaba al ritmo del fandango y el zapateo y paulatinamente se introdujo el minuet y la contradanza. Hacia finales del siglo XVIII el desarrollo del comercio lícito o ilegal había logrado introducir modas, costumbres, diversiones y objetos europeos que no tardaron en expandirse entre la población del reino y de paso abrir los horizontes para la llegada de nuevas ideas.

Gobernacion Y Gobernadores En El Siglo Xviii.

Se caracterizó este siglo por el carácter absolutista y centralizador de la Corona española bajo la dinastía de los Borbones. Los monarcas conservaban todo el poder y lo robustecían reconcentrando en sus manos las atribuciones que algunos de sus antecesores se habían dejado arrebatar. Respecto del gobierno americano, los reyes y sus ministros prestaron más cuidado en la elección de los funcionarios a quienes se les encargaba el mando de las colonias, y se desplegó un laudable interés en cimentar toda la administración bajo la base de la probidad y el interés público. La Gobernación de Chile fue en este aspecto particularmente afortunada. La mayoría de los gobernadores nombrados por la casa de Borbón, fueron bien intencionados y algunos destacaron por su prudencia, su lealtad y por notables trabajos de utilidad pública. El rey eligió al mayor número de ellos entre los funcionarios que habían servido algunos cargos en América, y que acreditados por sus servicios, fueron colaboradores prudentes y empeñados en la obra de reorganización. Contribuyeron a regularizar la administración robusteciendo sus atribuciones y sobre todo favoreciendo el desarrollo del comercio y la industria, aspecto fundamental de la política Borbónica. Independientes de la autoridad del virrey, poco a poco llegaron a depender del soberano directamente. Se acentuó esta independencia respecto del virreinato del Perú, con la creación del sistema de Intendencias en Chile en 1786. La independencia dada a los gobernadores de Chile los eximía de tutelaje de los virreyes del Perú, pero quedaban siempre sometidos al juicio de residencia, sin embargo como la administración se había regularizado y su dirección estuvo confiada a hombres prudentes y experimentados, los juicios de residencia pasaron a ser una simple fórmula, porque o no había quienes se presentasen como acusadores, o las acusaciones versaban sobre asuntos de reducida importancia.A) La acción de los gobernadores: A diferencia del siglo anterior, éste se caracteriza porque la guerra de Arauco dejó de ser la preocupación predominante. Con la influencia de las ideas del Despotismo Ilustrado surgió la preocupación en favor del desarrollo de las obras públicas y del fomento del comercio, la industria y la cultura.Entre los gobernadores más destacados cabe mencionar a los siguientes:Antonio Manso de Velasco (1737-1745): Protegió el comercio chileno y preocupado por el problema de la dispersión de la población en los campos, echó las bases de varios pueblos. Surgieron así San Francisco de la Selva (Copiapó), San Felipe el Real, Melipilla, Rancagua, San Fernando, Curicó, Talca, Nuestra Señora de las Mercedes de Tutubén (Cauquenes), y Los Angeles.Domingo Ortiz de Rozas (1745-1755): Continuó con la política de fundaciones, Quirihue, Coelemu, La Florida, Petorca, Casablanca y La Ligua; estimuló el comercio del trigo y en su período se inauguró la Real Universidad de San Felipe y comenzó a funcionar la Casa de Moneda.Ambrosio O’Higgins. (1788-1796): De origen irlandés, fue nombrado gobernador después de una brillante carrera militar y administrativa donde uno de los más importantes cargos que ocupó fue el de Intendente de Concepción. Después de desarrollar una brillante carrera militar y administrativa este irlandés pasó del cargo de Intendente de Concepción a ocupar el cargo de Gobernador de Chile. O´Higgins visita personalmente el norte de territorio a fin de imponerse de los problemas, las necesidades y las condiciones en que haría las reformas agrícolas e industriales tendientes al progreso local. Producto de esta jornada fue la supresión de la encomienda(1789) y el surgimiento de nuevas villas: San Rafael de Rozas (Illapel), San Ambrosio de Vallenar y Los Andes. Esta labor continúa con la creación de San José de Maipo, Nueva Bilbao (Constitución), Linares, Parral, se repobló Osorno y se decretó la nueva fundación de la Ligua.Entre las obras públicas sobresalen la construcción de los tajamares del Mapocho, el empedrado de la ciudad y la construcción de un nuevo camino entre Santiago y Valparaíso. Respondió eficientemente a los encargos de la corona de fortalecer los puertos frente a un posible conflicto con Inglaterra y considerando que era importante conservar la amistad del pueblo aborigen celebró a principios de 1793, en el Campo de Negrete, un parlamento con los caciques araucanos en el que se adoptaron varios acuerdos de importancia. Sin duda siendo un fiel representante del Despotismo Ilustrado español, O´Higgins culminará su carrera con el nombramiento de Virrey del Perú en 1796.

El Contrabando Colonial.

El Contrabando Francés en el Pacífico: La ascensión al trono de España, en 1700, de un Rey de origen francés ligó a las dos naciones con intereses comunes. España debió servirse de barcos franceses para mantener la comunicación con América y para protegerla de los ataques de barcos piratas. La llegada de barcos franceses a las costas del Pacífico produjo, como era natural, la entrada de mercaderías de esa nación, que venidas a bajo precio fueron preferidas por todos los habitantes del país. El contrabando se inició fuertemente y aunque las autoridades peninsulares españolas hicieron ingentes esfuerzos por impedirlo, muchos de los gobernantes americanos lo ampararon y se sirvieron de él para enriquecerse. El contrabando francés que en Chile actuó con fuerza hasta la segunda década del siglo XVIII, trajo como consecuencia que el mercado chileno quedara sobresaturado; hasta los más humildes campesinos usaban ricas telas francesas. Su efecto más claro fue la disminución del circulante en Chile, pues las monedas y aún todo el oro y la plata extraída se había ido en los barcos franceses como mercadería de retorno; los comerciantes quebraron, pues invertían en comprar y no podían vender; en fin, todo el comercio chileno se trastocó y los reclamos comenzaron a llegar a la Corona.Los Ingleses Invaden el Mercado:del tratado de 1713 los ingleses consiguieron como precio por la paz, que España les entregara el comercio de negros con las colonias americanas durante treinta años, lo que les permitió tener factorías en Buenos Aires para ese fin y poder desde allí introducir negros a Chile y Perú. Además, les otorgó el privilegio de llevar a la Feria Anual de Portobelo y Veracruz, un navío de 500 toneladas de mercaderías libres de pago de los derechos aduaneros. Los ingleses comenzaron a operar de inmediato a través de la Compañía del Mar del Sur, formada especialmente con ese fin y desde 1715 hasta 1739 se operó con plena libertad. Pero si el comercio de esclavos fue importante, más lo fue el contrabando que estaba anexo a él. Junto con desembarcar a los negros, bajaban de los barcos ingleses grandes cantidades de mercaderías con el pretexto de atender las necesidades de los negros. El fenómeno económico descrito respecto al comercio de los franceses se reprodujo y nuevamente el mercado se saturó; quebraron los comerciantes y los metales preciosos emigraron de las fronteras de Chile.Nuevas formas del Comercio Español:La crisis que produjo en España el abandono del comercio de América en manos de franceses e ingleses, llevó a la Corona a cambiar de giro. Se crearon nuevas y más efectivas formas de comercio con el nuevo continente. En 1720, se dictó un proyecto para galeones a fin de regularizar las flotas, y se estableció allí, en forma especial, la existencia de los Navíos de registro, que eran barcos que navegaban independientes de las flotas y que se dirigían a determinados puertos americanos que no pudieron ser atendidos por las flotas. La poca operatividad de las flotas hizo que los navíos de registro se intensificaran cada vez más hasta que terminaron por imponerse totalmente. Con ello se ponía fin al sistema anterior y se abría una nueva corriente comercial con América. Los navíos de registro que estaban autorizados a llegar a Buenos Aires, conducían el comercio hasta más allá de sus estrechas fronteras y llegaban a Chile y aún al Alto Perú.Los intereses de los comerciantes limeños y aún los de Cádiz se sentían tocados, puesto que no lograban vender sus caras mercaderías provenientes de las flotas, porque los navíos de registro no sólo copaban el mercado sino que vendían más barato. La más importante reforma que España introdujo en el comercio de América fue la dictada en 1778 por Carlos III, llamada el Reglamento y Aranceles Reales para el Comercio Libre de España e Indias. Los objetivos del Reglamento están consignados en el preámbulo y consistían en vigorizar la economía, pues - decía- sólo un comercio libre y protegido entre españoles y americanos podría restablecer la agricultura, la industria y la población en su antiguo pie.La libertad de comercio se lograba con la abolición de ciertos impuestos que lo volvían engorroso y con la habilitación de numerosos puertos de España y América para el comercio. En efecto, El Reglamento confirmó la apertura de numerosos puertos, entre los cuales se cuentan Valparaíso y Concepción en Chile, Buenos Aires, Montevideo, Arica, Callao y Guayaquil. Entre los impuestos eliminados figuran los de palmeo, extranjería, visitas, carenas y licencias para navegar; sólo quedaron los de almojarifazgo y alcabala, que eran los más importantes. Cuando se puso en práctica el nuevo sistema, el comercio se desbordó en ambas vertientes y los dos primeros años los negocios fueron bastante productivos. El intercambio de productos logró satisfacer las necesidades del mercado, que se encontraba atrasado por la guerra. Una vez regulado el comercio, los comerciantes españoles quisieron seguir ganando de la misma manera y atiborraron el mercado americano con el doble de los productos que en realidad requería. Chile desde 1784 estuvo suficientemente abastecido y la llegada al año siguiente de un nuevo barco, colmó la medida; las mercaderías debieron ser vendidas a créditos a muy largo plazo y muy baratas, esta situación hizo que los comerciantes no enviaran desde Cádiz mercaderías pues en Chile solían estar más baratas que allá. Esta situación produjo de nuevo la quiebra de numerosos comerciantes que amparados por el Tribunal del Consulado, reclamaron del comercio libre, en largos informes que procuraban regular y hacer metódico el comercio de Chile con la Metrópoli, lo que no fue atendido por la corte española y el sistema continuó siendo el mismo hasta 1810, fecha de término de la era colonial.El Comercio Chileno con Perú y el Río de la Plata en el Siglo XVIII:El trigo que destaca en el comercio de exportación al Perú en el siglo XVIII, es acompañado por importantes exportaciones de Sebo, vinos y otros productos de la agricultura y ganadería, más cobre, jarcias y maderas. Desde Perú llegaban azúcar y tabaco (lejos los de mayor valor), más tocuyos, piedras de sal, bayetas y paños de Quito entre otros. Al Río de la Plata se enviaba cobre elaborado en objetos, almendras y cuero, mientras las importaciones consistían fundamentalmente en Yerba Mate del Paraguay. En ambos casos el intercambio era deficitario, sin embargo este comercio intercolonial era el que permitía a Chile la venta de sus productos ya que con España como se ha dicho la actividad se limitaba al envío de materias primas y al pago en oro y plata de las manufacturas internadas.

El Sistema Económico Colonial.

ANTECEDENTES. La Conquista de América y el Capitalismo Moderno: La Conquista de América estuvo marcada desde sus inicios por el naciente capitalismo europeo. La doctrina mercantilista, imperante entonces, que preconizaba la acumulación de metales preciosos para el enriquecimiento nacional, hizo que capitanes de conquista y la propia Corona Castellana se sintieran inclinados a la búsqueda del oro y la plata en las tierras recién descubiertas. Toda la empresa de Conquista fue por eso un constante afán de encontrar el dorado metal, lo que no implica que el monarca y el conquistador olvidaran los demás valores involucrados en su conciencia. Eran éstos el afán evangelizador, y la gloria de las hazañas heroicas. El español que viene al Nuevo Mundo, noble o plebeyo, hidalgo o villano, rico o pobre, trae consigo su propia visión del mundo, que en este caso es una donde aparecen mezclados los dos tiempos: el Medioevo y el Renacimiento, la fe y el capitalismo. Por lo anterior, es que la cruz y la espada se unen con el oro y la mercancía. En cada una de las expediciones de conquista, que desde Cristóbal Colón se suceden, se encuentran presentes los símbolos mencionados. La propia hazaña del “Almirante de la Mar Océano” se encuadra dentro de este marco, si se piensa en los suculentos beneficios que éste y la Corona esperaban lograr.LA ACTIVIDAD ECONÓMICA.Los Lavaderos de Oro, Economía del Siglo XVI: Chile en el siglo XVI giró en torno a la minería del oro. A partir de Marga Marga, se explotaron lavaderos en el sur, como los de Valdivia, La Imperial, Villarrica y Osorno, más el de Quilacoya de gran producción. Hacia 1580 los recursos comienzan a agotarse y la economía del oro termina con el desastre de Curalaba que destruyó las ciudades de la zona donde estaban situados los más ricos lavaderos y la más abundante mano de obra.La Encomienda de Indios, Provisión de Mano de Obra Indígena: Los trabajos que demandaba la explotación de los lavaderos de oro eran enormes y éstos sólo podían ser realizados por los aborígenes del Nuevo Mundo. Para obtener la mano de obra necesaria, el español se valió de una antigua institución española y la aplicó con variantes en América: la encomienda. Esta consistía en entregar un grupo de indios a un capitán español, el cual percibía el tributo que el aborigen como súbdito del monarca castellano debía pagar a éste. Era pues la encomienda una merced que el Rey hacía a un español para que cobrara, en su nombre los tributos de los indígenas y como el indio era pobre y no tenía posibilidad de pagar en dinero tal tributo, debía pagar en trabajo. Así, la encomienda que había nacido como tributo, se transformó luego en una institución de servicio personal. De ese modo, el español no pagaba salario por el trabajo realizado y sólo debía dar al indio lo que la legislación consignaba. La encomienda era otorgada por dos vidas, es decir, para el titular y su inmediato heredero. Después era declarada vacante y concedida a nuevo benemérito. En la práctica, las familias se sucedieron en su goce durante muchas generaciones. Pero no debe creerse que la encomienda era entregada lisa y llanamente a un español; era necesario que éste cumpliera con ciertas obligaciones para con los indios y para con el Estado.Así, el titular de una encomienda estaba obligado a dar a los indios vestidos y sustento cuando trabajaban en sus minas. En los pueblos debía tener un clérigo para que adoctrinara y enseñara el catecismo a los aborígenes, cumpliendo de ese modo el afán evangelizador de España; estaba obligado además a defender el territorio donde estaban sus pueblos, reparar puentes, construir caminos y por último debía concurrir, cuando fuera necesario, a la guerra en defensa de su Rey. Las encomiendas entregadas durante el siglo XVI en Chile, estuvieron constituidas por un gran número de indios. En Santiago, hubo algunas que pasaron los 200, 300 ó 500 indios y en el Sur, donde la población era mayor, se elevaron sus contingentes sobre los 1.000 hombres. Pero los arduos trabajos ejecutados en las minas, el poco descanso, la mala alimentación que se les proporcionaba, la llegada de enfermedades nuevas, el desarraigo que les producían los frecuentes traslados de que eran objeto por el encomendero, terminaron por diezmarlos. La caída demográfica fue acelerándose cada vez más y más; el proceso de mestizaje que absorbió a muchos de ellos, y la poca importancia de la minería en los siglos que vienen, terminarán por dejar reducidas las antiguas y grandes encomiendas al misérrimo número de diez, cinco o dos personas. La poca importancia económica que tuvo en el siglo XVIII la encomienda, por las razones antes expuestas, la valoración del mestizaje como la nueva mano de obra agrícola y el desarrollo del comercio entre otros hechos provocaron que don Ambrosio O’Higgins las aboliera casi a fines del período colonial.La Regulación de las Encomiendas. Las Tasas: El trabajo del aborigen en las minas era difícil y las más de las veces se prestó para que el encomendero abusase de él. La Corona Castellana, consciente de esa realidad que a menudo le representaban los curas y misioneros, ordenó desde el primer momento protegerlos, surgiendo de ese modo una gran cantidad de normas legales que trataron de regular el trabajo de los naturales. Las primeras instrucciones destinadas a regular el trabajo de los naturales en las minas fueron dictadas por Pedro de Valdivia, y aunque éstas prescribían el servicio personal, regulaban la edad y normas del trabajo. El cuerpo jurídico más importante dictado durante este período fue, como ya se ha dicho, la Tasa de Santillán, puesta en ejecución bajo el gobierno de Don García Hurtado de Mendoza (1559). El cuerpo legal sancionado reguló el servicio personal, dándole una dimensión más humana. Disminuyó el número de personas que podían asistir a la mita minera y lo fijó en la sexta parte. El resto debía dedicarse a las labores agrícolas en su pueblo, pero la reforma más importante fue la creación del llamado sesmo de oro, que consistía en que el encomendero debía entregar al trabajador de la mina la sexta parte de lo que él extrajese de metal. La duración de la Tasa de Santillán en toda su integridad no fue demasiado larga y los gobernadores que reemplazaron a Hurtado de Mendoza la abolieron casi totalmente. En reemplazo de la Tasa de Santillán se dictó una nueva ordenanza, conocida ésta como la Tasa de Gamboa. En mayo de 1580, el gobernador interino Martín Ruiz de Gamboa, promulgaba la tasa que pretendía abolir definitivamente el servicio personal. Cada indígena debía pagar un tributo de 8 pesos anuales deducido de un trabajo de libre contratación y además se prohibía a los encomenderos entrar en los pueblos de indios. La tasa fue, como es natural, fuertemente resistida por los encomenderos, que veían en ella su completa ruina. El nuevo gobernador de Chile, Alonso de Sotomayor, derogó la Tasa de Gamboa, volviendo a la Tasa de Santillán, aunque modificada notablemente. Asimismo, “Las ordenanzas de Alonso de Ribera” (1603) volvieron a cambiarla al suavizar el régimen del servicio personal, estableciendo turnos de trabajo separados por largos períodos de tiempo que los naturales podían dedicar al trabajo libre y voluntario. Posteriormente, y aún cuando el virrey del Perú suprimió el servicio personal de los indios, el gobernador García Ramón mantuvo la “Tasa de Ribera”. Poco después de iniciada la “Guerra Defensiva” y de acuerdo con sus fundamentos, el Virrey Príncipe de Esquilache dictó en 1620 una nueva ordenanza, que lleva el nombre de “Tasa de Esquilache”, siendo la única en Chile que tuvo aprobación real (por lo cual fue incorporada más tarde a la Recopilación de las Leyes de Indias). La tasa de Esquilache prohibió el trabajo obligatorio y abolía el derecho a hacer esclavos, y establecía que los indios encomendados pagasen un tributo en dinero a los encomenderos. Esta tasa, como todas las que abolían el servicio forzado, no fue aceptada por los encomenderos. La última reglamentación conocida surge debido al fracaso definitivo de la guerra defensiva y se dicta en 1635. Esta nueva ordenanza, conocida como “Tasa de Laso de la Vega”, suprimía el trabajo obligatorio y lo reemplazaba por un tributo pagable en especies ó en jornadas de trabajo.Las Mercedes de Tierra, propiedad privada del suelo: Las encomiendas no constituían derecho de propiedad sobre la tierra; ésta dependía de otra institución que se llamó la Merced de tierra, que consistía en que el gobernador, el cabildo o el propio Rey entregaba a un español la propiedad de una porción de tierra, para gozo y dominio de él y sus descendientes. La merced de tierras, que necesitaba de formalidades legales para su goce como la mensura, la toma de posesión y la confirmación real, se expresó en las ciudades y sus alrededores en forma de solares y chacras, después de ello se encontraban las estancias o haciendas. Algunas de éstas alcanzaron considerable extensión y en ellas el agraciado tenía pleno derecho de propiedad, podía trasmitirlas indefinidamente a sus herederos, enajenarlas o donarlas. Las tierras, baratas al principio, se valorizan a partir de fines del siglo XVI, cuando muchos pobladores del sur ante la amenaza de la guerra emigraron hacia el centro, aumentando la demanda.La Agricultura y La Ganadería en el Siglo XVI en Chile: La agricultura chilena nace antes de la llegada de los españoles, pues los incas, que habitaban o tenían sometida a la parte norte del país, habían creado una agricultura bastante avanzada asociada al maíz, la papa y la quinoa, el ají y otros productos. El español introdujo en el país cultivos como el trigo y árboles frutales europeos, que se adaptaron con gran facilidad, constituyendo algunos de ellos verdaderos bosques en el sur, como es el caso de las manzanas. Además trajeron al país numerosos animales domésticos y ellos dieron origen a una importante cantidad de ganado mayor y menor en el país. Importancia tuvo la introducción del caballo, de la vaca, de la oveja, del cerdo, la cabra y las gallinas, todos los cuales se adaptaron y reprodujeron rápidamente. Así el caballo, elemento fundamental en la expansión de la Conquista, ya en 1545 existía en abundancia. El vacuno fue otro producto vital por la alimentación que su carne proporcionaba al español. A fines del siglo tendrá un aumento tan considerable que su explotación llegará a ser fundamental en el siglo XVII.Comercio y Economía de Sebo y Cueros en el Siglo XVII: Ya se ha señalado que el Real Situado en el siglo XVII permitió dinamizar la economía, al aumentar el poder adquisitivo y liberar por otra parte a los agricultores de obligaciones defensivas, lo que aumentó la producción en los campos. También a fines del siglo XVI y principios del siglo XVII, la aparición de plata en las minas de Potosí, transformó la economía del sur de América, y el Virreinato del Perú se convirtió en un gran productor de metales preciosos y consumidor de productos de reinos vecinos. Chile remitió hasta el Perú diversas especies que constituyeron rubros de ingresos económicos de mayor importancia. La demanda de Potosí, que trató de cubrir Chile, consistía en alimentos como cereales y frutas secas, vino y aguardiente, pero principalmente fueron los productos de la ganadería los más favorecidos: cueros, charqui, sebo(para jabones y velas), vellones (cuero curtido de carnero u oveja, con su lana), cordobanes (cueros curtidos de cabra) y jarcias (aparejos para las embarcaciones). La industria del cuero fue durante todo el siglo una industria en alza. Las curtiembres aparecieron por todas partes y cada hacienda, villa o lugar contaba con pequeños establecimientos en los cuales se procesaba el cuero, para convertirlo en cordobanes, badanas y suelas. Por último, debemos decir que el charqui constituía el alimento fundamental en los distritos mineros alejados de las regiones agrícolas y con escasa fertilidad en sus suelos. Se les remitía formando líos de buen tamaño que incluían además de las clásicas tiras secas de charqui, costillares, piernas y lomos salados. El comercio de productos ganaderos sirvió de base a las primeras grandes fortunas del Reino. Por otra parte, la posesión de las tierras donde se podía mantener el ganado dio origen a otras fortunas.Siglo XVIII: El Siglo del Trigo en Chile: Un inesperado acontecimiento cambió completamente la fisonomía agrícola de Chile a fines del siglo XVII. En 1687, ocurrió en Lima un fuerte terremoto, que destruyó esa ciudad y la vecina del Callao, junto a ello el tizón o polvillo negro apareció en las sementeras de trigo peruano produciendo una fuerte crisis. Chile asumió la tarea de satisfacer el creciente mercado limeño. Al iniciarse el siglo XVIII, entonces, Chile aparece como gran productor y exportador de trigo. Los dineros ingresados por el comercio de exportación de trigo se invertían en la adquisición de productos de consumo general que vendían los comerciantes limeños y en menor escala los chilenos, aunque el contrabando del siglo XVIII, permitió invertir en otra serie de artículos y en obras de infraestructura importante. El fenómeno de la exportación de trigo produjo en Chile otro tipo de consecuencia: fortaleció la propiedad. La extensión del cultivo a todo tipo de tierras, hizo apreciables a los ojos del agricultor hasta el más empinado cerro o la más rocosa y arenosa ribera del río. Todo fue importante, aparecieron las demasías o tierras límites de haciendas que no tenían propietario y se procuraron deslindes claros y precisos, se acabó la libertad de tráfico y de pastos, la tierra se valorizaba grandemente, las fortunas y las grandes haciendas hacen su aparición. Por otra parte, la necesidad de cuidar los terrenos hizo posible el desarrollo de un tipo especial de trabajador agrario, el inquilino, que era un arrendatario puesto por el dueño de un fundo para resguardo de sus linderos. La vida chilena de fines del siglo XVIII girará en torno a la hacienda y el trigo, que serán básicamente los elementos que más ganancias aportarán a los habitantes del territorio. En el campo se refugió la mayor parte de la población, encabezada naturalmente por el hacendado, que vivía y se preocupaba de todos los sectores que convivían en la hacienda. La hacienda colonial llevó una existencia semi aislada con muy pocos contactos con el mundo exterior. Dentro de sus límites estaba todo lo que el hombre necesitaba; el alimento se producía allí y el vestuario para los campesinos era hilado y tejido en ella. La hacienda vivió para sí; sus bienes excedentes los exportó fuera del país, cuando los caminos lo permitían. Fue la hacienda el refugio de los mestizos que ambulaban por todo el territorio rural chileno. Del mundo exterior la hacienda poco o nada recibía.El Nacimiento y Desarrollo de la Industria: La industria tuvo en Chile un desarrollo bastante lento; al principio cada cual molía su trigo y su maíz. Las primeras industrias podemos decir que las estableció el alemán Bartolomé Flores, que construyó en 1548 un molino en la falda norte del cerro Santa Lucía, y el conquistador Rodrigo de Araya, que instaló otra en la falda sur. La industria molinera fue en consecuencia la primera que se estableció en nuestro país, aumentando significativamente su número durante el siglo XVII. Debemos recordar que en todas las haciendas y estancias existían curtiembres, que servían para procesar el cuero de los animales muertos que debían exportarse. En Santiago se instalaron dos grandes curtiembres que fabricaban cordobanes, badanas, vaquetas y suelas. Por último, Alonso de Ribera estableció para las necesidades del ejército otras más. Otras industrias que se desarrollaron en Chile fueron las de jarcias, la alfarería, los ingenios de azúcar y en menor medida la industria del hierro, importante en esos momentos fueron también los obrajes de paño o fábricas de tejidos.Pero, a pesar de este importante desarrollo, a mediados del siglo XVII, la industria de telares se vino al suelo. En 1681, según informa la Real Audiencia al Rey, no existían en Chile industrias de este tipo. Las causas que originaron la caída de tan laboriosa actividad parece ser la fuga de los indios tejedores o la disminución de éstos. Durante el siglo XVIII, la incipiente industria chilena decae. Sólo los molinos y las fábricas de vinos se mantienen en pie, el resto comenzó a morir por la disminución de la mano de obra barata y, sobre todo, por la sobreproducción de mercaderías que a raíz del comercio de contrabando se experimentó en Chile.Las Artesanías: Los oficios de artesanía eran bastantes, herreros, plateros, zapateros, sastres, carpinteros y otros se agrupan en gremios. A ellos accedía una parte de la población mestiza y nativa del país y en algunos casos lograron formar patrimonio suficiente para ubicarse en una escala social intermedia. Los oficios estaban en general regulados por el Cabildo, que dentro de la ciudad era el rector de la economía ciudadana. Los artesanos chilenos eran bastante buenos, sobre todo los que en el siglo XVIII aprendieron su oficio de los maestros jesuitas.Los Impuestos: La Corona española recurrió a los impuestos para financiar los gastos de la administración colonial. Lo formaban más de cuarenta impuestos diversos. He aquí los principales.- El Quinto Real: Consistía en la percepción por parte del Rey de la quinta parte de los metales y de las piedras preciosas.- El almojarifazgo: Contribución aduanera sobre las mercaderías internadas al país o extraídas de él. La tasa de este impuesto varió a lo largo del período colonial.- La alcabala: Impuesto que se aplicaba sobre el valor de los bienes muebles o inmuebles que se transferían.- El Diezmo Eclesiástico: La décima parte de los productos agrícolas y ganaderos de cada año. Era cobrado por el Estado con la obligación de dedicar su producto al sustento de la iglesia.- Las Anatas y Medias Anatas: El 100% o el 50% de un primer sueldo anual que debían pagar los empleados públicos, la mitad antes y la mitad después de su nombramiento.- Derramas: Contribución extraordinaria solicitada por el Rey o los Gobernadores ante guerras o rebeliones. El Comercio Colonial: El Sistema de Flotas y Galeones: El comercio de España en América se estableció sobre la base de un fuerte monopolio. Desde la metrópoli se despachaban al Nuevo Mundo todas las mercaderías que los habitantes de él consumían y sólo los españoles podían hacer ese comercio. Uno de los primeros pasos dados por la Corona para asegurar el monopolio, fue la creación en 1503 de la Casa de la Contratación, organismo que estaba destinado a centralizar todas las actividades relacionadas con el comercio americano. El otro paso fue la prohibición de que los barcos españoles de comercio navegaran solos; en adelante debían hacerlo en flotas, protegidas por grandes convoyes de naves de guerra. Por último, el monopolio del comercio fue entregado con exclusividad a una sola ciudad española: Sevilla. Este sistema así organizado debía hacerse realidad a través de la navegación de las flotas. Existieron dos que hicieron el comercio con América, la llamada de la Nueva España, que recalaba en Veracruz, y la de Portobelo que terminaba su navegación en ese punto. Allí donde las naves recalaban se hacían grandes ferias, donde concurrían los comerciantes americanos a intercambiar sus productos. Chile, alejado geográficamente de Portobelo, debió, durante el imperio del sistema de flotas y galeones, depender de los comerciantes limeños, los que desde Portobelo fletaban una pequeña cantidad de naves portando sus productos, los que revendían en Chile. Este sistema encarecía absolutamente todos los productos, pues el flete era caro y los impuestos de aduana en cada país lo hacían aún más oneroso. A principios del siglo XVIII, y como consecuencia de las interminables guerras europeas en que España tomó parte, el sistema de flotas y galeones estaba en completa decadencia. España no tenía barcos de guerra que pudieran proteger a los navíos y éstos eran presa de los osados corsarios y piratas del Caribe, que infestaban los mares. La decadencia del sistema hizo crisis cuando en los primeros años del siglo XVIII, la escuadra española fue aniquilada y cuando los ingleses, en un golpe de audacia, se apoderaron de Portobelo. La Corona española debió buscar nuevos métodos de comercio que permitieron una apertura del comercio directo entre España y América. Por otra parte, la demanda de productos desde América era satisfecha muy malamente por las flotas, que además comenzaron a llegar en forma tan espaciada que se convirtieron verdaderamente en inútiles. Por otra parte, la aparición de otras formas comerciales va a alterar el monopolio de España.

La Religión Y La Educación.

La Iglesia:Durante la Colonia estaba fuertemente vinculada al Estado en virtud del Derecho de Patronato por el cual los reyes protegían a la Iglesia, a la vez que ejercían sobre ella algunos derechos como el de proponer autoridades eclesiásticas. Otras regalías del estado en el siglo XVIII eran el exequator o pase regio por el cual se autorizaba el paso de Bulas y otros documentos papales hacia América y, el “recurso de fuerza” por el cual los eclesiásticos podían recurrir a la justicia ordinaria en contra de las disposiciones emanadas de los jueces eclesiásticos. Por su parte el rey proporcionaba los fondos para todos los gastos de la Iglesia, para lo cual contaba con el Diezmo. La Iglesia en Chile se organizaba a base de dos diócesis, la de Santiago y la de Concepción.Desde los primeros años de la Conquista se contó con diversas órdenes religiosas que se dedicaron a la predicación y a la educación. A los mercedarios que acompañaban a Valdivia siguieron los franciscanos, dominicanos, jesuitas y agustinos. Los jesuitas sobresalieron por la preparación de sus miembros, la práctica de las virtudes cristianas y su riqueza. Su labor civilizadora fue notable, del mismo modo destacó su acción misionera y de defensa del indígena (el padre Luis de Valdivia se esforzó por aplicar el sistema de guerra defensiva y el padre Diego de Rosales por obtener el término de la esclavitud decretada para los indios en pie de guerra en 1608).En 1767 el gobierno español los expulsó de todos los dominios de la monarquía y en la misma época fueron expulsados de los otros reinos católicos de Europa. Explican esta medida, diversas circunstancias tales como la influencia antirreligiosa y racionalista de origen francés, las rivalidades de otras órdenes religiosas con la Compañía y el deseo del absolutismo de extirpar las doctrinas sobre el origen de la soberanía y la limitación del poder que enseñaban los autores jesuitas, lo que unido a su enorme influencia a través de la educación los hacía peligrosos. Como consecuencia de su expulsión se cerraron sus establecimientos educacionales, entre ellos el Convictorio de San Francisco Javier, el principal de Santiago, que atendía a las familias más pudientes. Por otra parte, perdió la Iglesia a un grupo importante de sacerdotes escogidos y se produjo una gran alteración económica al perderse por parte de la Compañía, la administración de sus tierras y las industrias derivadas de la explotación agropecuaria.La Educación:En los primeros tiempos de la colonización, los Cabildos se responsabilizaron por la enseñanza velando por la idoneidad y el buen nivel de los estudios. Algunos conventos mantuvieron también enseñanza, primaria y escuelas de gramática. Los jesuitas, como se señaló, regentaron el Convictorio San Francisco Javier donde también se impartió educación superior el que, luego de ser expulsada la Compañía, pasó a ser mantenido por el Estado con el nombre de Convictorio Carolino. El clero dio siempre origen a importantes establecimientos educacionales y se crearon además seminarios en Santiago y Concepción.Los estudios superiores contaron con dos “Universidades Pontificias”, las que por especial concesión podían conferir grados de doctor en teología, una era de los frailes dominicos y otra de los jesuitas. Gracias a las gestiones del Cabildo de Santiago se obtuvo en 1738 la dictación de la Real Cédula de fundación de la Real Universidad de San Felipe que comenzó a funcionar en 1747 y que podía otorgar los grados de bachiller y doctor. Se enseñó en ella derecho, teología, filosofía, matemática y medicina. De carácter técnico y a fin de formar personas aptas para las labores productivas, gracias a la iniciativa de don Manuel de Salas se abrió en Santiago, la Academia de San Luis en 1779. En ella se enseñaba, entre otros ramos, geometría, aritmética, dibujo y química.La Literatura:En las primeras letras del siglo XVI aparecen las cartas de Pedro de Valdivia; las crónicas de Pedro Mariño de Lobera y Jerónimo de Bibar; la “Historia de Chile” de Alonso de Góngora y Marmolejo, “La Araucana”, poema épico escrito por Alonso de Ercilla, y el “Arauco Domado” de Pedro de Oña. Durante el siglo XVII, la literatura gira en torno a los sucesos de Arauco. El género predominante es la crónica. Francisco de Pineda y Bacuñan escribe “Cautiverio feliz y Razón Individual de las Guerras Dilatadas del Reino de Chile” (1660). En 1670 el jesuita Diego de Rosales puso término a su “Historia General del Reino de Chile, Flandes Indiano”. Otro jesuita, Alonso de Ovalle, escribió en Roma su “Histórica Relación del Reino de Chile” y el español Alonso González de Nájera “Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile”. En el siglo XVIII, la literatura se destaca por entregar descripciones histórico-geográficas de Chile. Fueron jesuitas los que más destacaron en este campo, escribiendo en el exilio famosas obras. Cabe destacar al abate Ignacio Molina con “Compendio de la Historia Natural de Chile” y Manuel Lacunza, jesuita y teólogo chileno, quién sobresale con su obra “Venida del Mesías en Gloria y Majestad”.

La Guerra De Arauco: Siglos XVII Y XVIII.

El ejército de encomenderos terminó con una gran derrota española en Curalaba (1598). Junto con la muerte del gobernador Martín García Oñez de Loyola y su hueste, también ocurrió la destrucción de las ciudades al Sur del Biobío, como La Imperial, Valdivia, Angol y otras.
DINÁMICA DE LA GUERRA DE ARAUCO.
A) Guerra Ofensiva, Frontera y Ejército Permanente: Correspondió al gobernador Alonso de Ribera, a principios del S. XVII, defender la línea de Frontera en el Biobío. Para ello el gobernador ideó una estrategia que consistía en la construcción de numerosos fuertes en dicha línea, quedando claro que se avanzaría en el caso de que las reducciones cercanas fuesen sometidas. Alonso de Ribera junto con esta estrategia pidió la creación de un ejército profesional permanente, en reemplazo del ejército vecinal de escasa disciplina y táctica militar. Dicho ejército fue financiado desde el virreinato del Perú con el envío del Real Situado, aporte consistente en dinero y especies. El Real Situado dinamizó la empobrecida economía colonial, al permitir crear en Chile un mercado consumidor de productos agrícolas y de manufacturas que antes no existía. Esto activó la producción en Chile, especialmente a fines del siglo cuando se regularizó la llegada de dinero. Por otra parte, el ejército permitió a los agricultores dedicarse por entero a su actividad, puesto que ahora no tendrían que ir a la guerra, lo que redundó en mayor incremento de bienes de producción en el mercado. En el S. XVIII, el Situado comenzó a llegar ocasionalmente.
B) Guerra Defensiva: En 1608 Felipe III dictó una cédula real que permitió la esclavitud de los indígenas de guerra haciendo caso de la necesidad de mano de obra que reclamaban los españoles. Esto se tradujo en incursiones de españoles en territorio araucano provocando el consiguiente abuso y maltrato hacia los naturales. Frente a esta realidad, el sacerdote Luis de Valdivia luchó y consiguió que se aprobara la denominada Guerra Defensiva, que consistía en suspender toda incursión tras la línea del Bio bío dejando para los sacerdotes la labor de evangelización persuasiva; el plan comprendía la supresión del servicio personal en las encomiendas. Este sistema que legalmente tuvo vigencia entre 1612 y 1624, fue impracticable por diversas razones, especialmente por la incomprensión de los indígenas y la necesidad de mano de obra argumentada por los españoles. Diversas razones, entre ellas la muerte de tres jesuitas, hizo fracasar la guerra defensiva; se volvió a las incursiones violentas y además la esclavitud se siguió practicando hasta la segunda mitad del siglo XVII.
C) Guerra Lucrativa y Sistema de Parlamentos: La necesidad de proveer de mano de obra indígena para trabajar en la región central, determinó la búsqueda de prisioneros en la Araucanía. Amparados en la real cédula de 1608, destacamentos españoles comenzaron a internarse en tierras aborígenes para hacer esclavos a los naturales que presentasen resistencia. También se abusó capturando a indígenas que estaban en paz, incluyendo a veces a mujeres y niños. Estas capturas se transformaron en un gran incentivo económico lucrativo que dinamizó las campeadas del ejército. La crueldad de estos procedimientos solía desatar la venganza de los araucanos transformando la lucha en algo interminable. Uno de los momentos más graves de la Guerra de Arauco se vivió en 1655 cuando el gobernador Antonio de Acuña y Cabrera, símbolo de los gobernantes decadentes del siglo XVII, permitió una verdadera cacería de indígenas con el pretexto de castigar algunas reducciones, siendo el verdadero propósito lucrar con los naturales cautivos vendiéndolos como esclavos.
Estos excesos llegaron a tales extremos que estalló una formidable rebelión indígena que se extendió hasta el río Maule, asolando un vasto territorio que parecía definitivamente pacificado. Frente a esto, un cabildo abierto de Concepción depuso al gobernador y aunque por razones políticas fue repuesto por la Audiencia, finalmente terminó siendo alejado de su cargo, lo que es expresión del ejercicio de la soberanía social considerada como un derecho natural por los españoles. La Corona, considerando que la esclavitud indígena no solucionaba las rebeliones, y debido a que un nuevo tipo de mano de obra (mestiza) se incorporó al trabajo en reemplazo de la mano de obra aborigen, decide poner término definitivo a la esclavitud de los naturales en Chile a través de una real cédula en 1683. En la línea de frontera también se dio un fuerte intercambio comercial entre indígenas y españoles. Era común encontrar en este comercio fronterizo productos como vino, aguardiente, géneros, baratijas, alimentos, ponchos y animales. Ese contacto condujo, obviamente, al aumento de la mezcla racial. La actividad comercial, el mestizaje, y la incipiente evangelización en la frontera, constituyeron aspectos importantes en el precario entendimiento y la paulatina comprensión de ambas culturas. Es en este sentido que hay que entender el surgimiento de los Parlamentos. Esta innovación en la Guerra de Arauco fue establecida por algunos gobernadores con el propósito de acordar condiciones de paz con los caciques. El primer parlamento fue celebrado por el gobernador Francisco López de Zúñiga, marqués de Baides, en Quillín en 1641. En estas reuniones se hacían largos discursos, se estipulaban las paces y luego, tras un intercambio de regalos, todos fraternizaban en grandes festejos. La institución de los parlamentos dio cuenta de un relativo apaciguamiento en la frontera que fue perceptible a partir de las últimas décadas del siglo XVII y durante el siglo XVIII. En el transcurso del último siglo colonial la intensidad de la Guerra de Arauco disminuyó notoriamente. Influyó en ello el espíritu ilustrado de los borbones, más cercano a la economía que a la guerra, el reemplazo de la mano de obra indígena por los mestizos que se ocupaban de la labor agrícola en calidad de inquilinos, la llegada del contingente vasco con mentalidad práctica y racionalista, y otros factores de modo tal que los dos intentos de alzamiento uno en 1723 y otro en 1776 no tuvieron mayor significación. El último Parlamento importante fue el de Negrete convocado en 1793 por Ambrosio O'Higgins. El siglo XVIII llevó al asentamiento definitivo del español en el valle central desde Copiapó hasta el Biobío, debido al auge triguero. Aquí se ocupó preferentemente la numerosa mano de obra mestiza en reemplazo de la disminuida población aborigen. Y en lugar de las incursiones armadas contra los indígenas adquieren importancia las misiones establecidas por franciscanos y jesuitas.

La Vida Y La Cultura Coloniales

La casa colonialDurante los siglos coloniales, en Chile se pudieron distinguir: las casas de las personas modestas, simples ranchos de quincha y barro, sin puertas, con pisos de tierra y con escasa comodidades; las casas de las personas de situación, bastante grandes, de fachada sencilla, con ventanas aseguradas por gruesas y bien trabajadas rejas de fierro. Eran todas parecidas y de un sólo piso. Se entraba por un pasadizo o zaguán que conducía a un primer patio, donde se encontraban las caballerizas. Al fondo del patio se levantaban las habitaciones principales de la familia, como eran los comedores y los grandes salones. Todo este conjunto recibía el nombre de cuadra.Las habitaciones más adornadas eran las correspondientes a la cuadra, es decir, salones y comedores; sus muros estaban cubiertos de gobelinos, espejos venecianos y cuadros religiosos. Del techo colgaban inmensas lámparas de bronce con velas de sebo. Sillones cómodos y en un rincón los instrumentos musicales como el arpa y el clavicordio. Eran infaltables los grandes braseros de cobre y de bronce, los que además de calefactores, servían para calentar el agua de los mates.A continuación venía un segundo patio con jardín en cuyo alrededor se levantaban los dormitorios. Finalmente la casa remataba con un tercer patio donde se encontraban la cocina y las habitaciones de la servidumbre.La tertuliasEn la cuadra se realizaban las tertulias o reuniones de la familia y sus invitados. Las damas se sentaban en cojines y los varones en sillas de cuero repujado. Se realizaban juegos de salón como el "corre el anillo", "la gallinita ciega", al término de los cuales se daban prendas y las consabidas penitencias.Mientras los jóvenes así se entretenían, los mayores tomaban mate, o bebían mistela, ponche o algún vinillo, mientras se comentaban los sucesos de la ciudad.Pero sin lugar a dudas, la afición era por el canto, la música o el baile. Toda niña debía tocar el arpa o el clavicordio y deleitar a sus invitados con algún canto o declamación. Los bailes preferidos eral el fandango y el zapateo; más tarde se introducirán el minué y la contradanza, bailes de origen francés.La comidaNaturalmente la comida evolucionó a lo largo de los siglos coloniales. En una primera época abundaron los guisos elaborados con productos más bien indígenas, acompañados de carne, humitas, choclos y carne asada. Luego, se fueron introduciendo en la dieta los productos europeos y los platos van variando, aunque se manifiesta el gusto por el maíz, el charquicán, la empanada y las sopaipillas.De este modo, se consumían también pavos, perdices, toda clase de pescados y mariscos, porotos y lentejas, por supuesto acompañados de ají picante y de vino, chicha y mistela.Una costumbre nacional era la del mate; dos veces al día por lo menos, era necesario cebar los ricos mates de plata o las modestas calabazas para disfrutar de una bebida reparadora, que fue siendo desplazada por la introducción de té y del café.El vestidoEl hombre del campo y de la ciudad usaba el poncho, una camisa tosca y anchos calzones amarrados bajo la rodilla, medias de variados colores con polainas y zapatos de cuero, en que remataban las espuelas generalmente de plata; cubría su cabeza con un sombrero puntiagudo de paja o paño llamado bonete maulino. Los hombres de posición seguían la moda europea, generalmente francesa, de la peluca empolvada, casacas bordadas con hilos de oro, chalecos floreados, calzón corto, medias de seda y zapatos con hebillas de plata. Las mujeres seguían la moda que dominaba entre las damas de Lima. Para ir a la iglesia llevaban un traje largo con cola y una mantilla de encajes, con la que cubrían la cabeza y la cara.Las fiestasLas fiestas se podrían dividir en civiles y religiosas. Las fiestas civiles más importantes se realizaban con motivo de la ascensión al trono de un nuevo monarca, el nacimiento de un príncipe real o bien por la llegada de un nuevo gobernador. Con tales motivos se organizaban corridas de toros, desfiles de carros alegóricos, representaciones teatrales, bailes populares, lanzamientos de fuegos de artificio, competencia de volantines, carreras de caballos y otras que envolvían a todos los habitantes de la ciudad.Las fiestas religiosas eran muy solemnes. La muerte de un rey era motivo de una gran misa a la que asistían todas las autoridades. La llegada de una bula papal se realizaba por el paseo del documento rodeado de sacerdotes y cuerpos militares. Pero sin lugar a dudas, las fiestas más importantes eran las correspondientes a Navidad, Semana Santa, Corpus Christi y el día del Patrono de la Ciudad. En la capital, el día de Santiago era recordado con especial dedicación. En todas estas fechas se llevaban a cabo procesiones donde alcanzaban gran realce el desfile de la cofradías o agrupaciones devotas de algún santo. Las más lucidas eran las de los negros, por sus suntuosos vestuarios y lo peculiar de sus santos.La cultura colonial- La literatura: Nuestro país desde muy temprano se vio favorecido por la presencia de importantes hombres de letras. Es así como ya en el siglo XVI , surge La Araucana del poeta español Alonso de Ercilla, y el Arauco Domado del poeta chileno nacido en Angol, Pedro Oña.En el siglo XVII aparecieron interesantes obras literarias como La historia general del reino de Chile; Flandes Indiano del padre Diego de Rosales; Histórica relación del reino de Chile del padre Alonso de Ovalle; Desengaño y reparo de la guerra del reino de Chile, del capitán español Alonso González de Nájera; El cautiverio feliz de Francisco Pineda y Bascuñán, quien en su poema contó las aventuras que vivió entre los araucanos, luego de caer prisionero.- La pintura y la escultura: Durante el siglo XVI no hubo en Chile un desarrollo adecuado de las artes plásticas; habían tareas más urgentes que realizar, como era afianzar la conquista del territorio. Sin embargo, se puede percibir algún primer intento de este arte en la construcción de la catedral de Santiago y en la Iglesia de San Francisco, sobre todo en altares y campanarios.En el siglo XVII, la construcción estuvo orientada especialmente a establecimientos militares y religiosos: los altares, púlpitos, puertas de las iglesias, eran tallados a mano usando las más nobles maderas del país. Las pinturas religiosas así como las imágenes eran traídas desde Lima, donde pintores y escultores encontraron fama. Sin embargo, en Chile hubo en este siglo un notable pintor: Juan Zapaca Inca, artista que pintó la vida de San Francisco y que a través de sus cuadros con escenas de la vida del santo es posible conocer los trajes, costumbres y formas de vida de Chile en ese siglo. Hoy se conserva parte de sus obras en el Museo de San Francisco.Durante el siglo XVIII se mantiene en las artes plásticas la influencia de los estilos llamados "quiteño" y "cuzqueño"; pero desde mediados del siglo llegan al país jesuitas alemanes que influyen poderosamente en el desarrollo artístico de Chile. Estos jesuitas trabajan en los talleres que mantenía la Compañía de Jesús en Calera de Tango; desde allí salen muebles, relojes, campanas, cuadros, cálices, patenas e imágenes sagradas que van a embellecer el templo de la Compañía en Santiago. Sin embargo, esta tarea se ve detenida con la expulsión de los jesuitas en el año 1767, durante el reinado de Carlos III.Otro aporte importante al desarrollo estético del país ocurre durante el siglo XVIII. En el año 1780 llega al país el arquitecto italiano Joaquín Toesca. Su tarea fue inmensa: terminó la construcción de la iglesia de La Merced, de la iglesia del Hospital San Juan de Dios y del Cabildo. Pero su obra más importante fue la construcción de la Casa de la Moneda.

La Sociedad Colonial

Durante la Colonia se desarrollan y asientan las características esenciales de la sociedad chilena, algunas de las cuales se mantienen actualmente. En relación al número de habitantes se ha estimado que a mediados del siglo XVII la población del reino alcanzaba a 600.000 habitantes; la distribución étnica es imprecisa, los criterios de selección empleados en la época obedecían más a apreciaciones de carácter físico o rasgos culturales que a criterios objetivos. A pesar de todo queda claro que el proceso de mestizaje alcanzó gran desarrollo.
A) La Aristocracia castellano-vasca: Durante el siglo XVII y XVIII se produce la criollización de la sociedad colonial. Los españoles o peninsulares se mantenían inevitablemente en un número reducido, porque eran gente de paso, funcionarios administrativos o recién llegados cuyos descendientes nacidos en Chile serían ya americanos o criollos. A pesar de todo mantenían los altos cargos, detentando autoridad e influencia social. Por otro lado, los criollos no sólo aumentaban en número, sino que heredaban las tierras, las grandes casas y las encomiendas; constituyéndose, desde el punto de vista económico y social en el grupo rector. La actividad eminentemente agrícola de la economía dio forma al latifundio y al terrateniente aristócrata; la posesión de la tierra significaba seguridad económica y poder enorme sobre el campesinado. La aristocracia, buscando los instrumentos para consolidar su posición, consiguió de la Corona la concesión de Mayorazgos, que consistían en el derecho del hijo mayor de heredar ciertos bienes de la familia, aquellos de dominio perpetuo y con prohibición de enajenarlos. La prerrogativa la obtuvieron unas cuantas familias, algunas de las cuales coincidían con los 14 títulos de nobleza otorgados a familias de tradición, que acreditaban servicios al rey, de conducta intachable y mediando una fuerte suma de dinero. Es el caso de don Mateo de Toro y Zambrano quien pagó su título de Conde de la Conquista. En el siglo XVIII, como ya se ha dicho, se sumaron los vascos a la permanente inmigración española a Chile. Estos eran hombres sobrios y laboriosos, que hicieron dinero en el comercio para luego incorporarse a la aristocracia a través de la compra de tierras y del matrimonio con miembros de familias de linaje.
B) El Bajo Pueblo: Durante los primeros años de la Colonia, la sociedad colonial se estructuró en grupos claramente diferenciados, acercándose bastante a los estamentos, la movilidad social podía ocurrir sólo dentro del grupo y la permeabilidad era casi nula. Aceptación y conformismo aseguraban las características de una sociedad despreocupada de pensamientos críticos. Los indígenas eran considerados “menores de edad relativos” y estaban sujetos al régimen de encomienda. Desde la conquista sufren la drástica disminución de una etnia castigada por la guerra, las enfermedades y los trabajos forzosos; además, su disminución se asocia directamente con el mestizaje. Mientras tanto los esclavos negros, que nunca constituyeron un número importante, eran considerados bienes y poseían escasos derechos civiles. El mestizo, a pesar de ser hombre libre, sufría el menosprecio de los blancos y no tenían acceso a cargos públicos, al ejército o al sacerdocio. Constituyen el pueblo pobre y sin educación con dificultades para insertarse socialmente y cuyos contenidos de vida muchas veces pasan por la obediencia a las clases privilegiadas. Son la mano de obra agrícola y minera, inquilinos y peones, desarrollan también trabajos esporádicos y muchos de ellos tienen tendencia al vicio y carecen de expectativas. El bajo pueblo entonces conformaba el grupo mayoritario en la sociedad nacional y en éste se fundían las razas blancas, indígena y negra reuniendo así a mestizos, zambos y mulatos.
C) Sector Medio: Este grupo social, antecesor de la clase media, con un fuerte vínculo con la aristocracia, tiene su fuente en variadas actividades. En la ciudad, empleados, funcionarios menores y pequeños negociantes; en el campo, arrendatarios y pequeños propietarios y en el norte chico mineros que conformaban un sector medio inestable. Finalmente, mirada en su conjunto la población era esencialmente rural donde encontraba satisfacción a sus necesidades básicas, las ciudades albergaban un bajo número de habitantes, cosa que no mejoró cuando la corona promovió en el siglo XVIII, la fundación de villas y ciudades. Santiago, lejos la más grande y habitada de éstas, no albergaba más de 30.000 habitantes a fines de la Colonia.

La Institucionalidad Colonial.

1. ORGANISMOS DE ADMINISTRACIÓN Y GOBIERNO INDIANO.
A) Los Reyes: Son absolutos y fundan su autoridad y poder en la teología cristiana. Entre sus amplias responsabilidades se cuentan la administración del Estado, imposición de las leyes y administración de la justicia. Este período contó con dos dinastías: la de Habsburgo o Casa de Austria,en los siglos XVI y XVII que tiene uno de sus máximos representantes en Carlos V quien tuvo a su cargo la conquista y los primeros pasos del establecimiento de la institucionalidad en América, y la de los Borbones de origen francés que se hacen cargo de España a partir de 1701 acentuando el absolutismo y el reformismo racionalista representado por elDespotismo Ilustrado, movimiento en boga en Europa en el siglo XVIII, personificado en el monarca Carlos III en la segunda mitad de este siglo.
2. ORGANISMOS METROPOLITANOS O PENÍNSULARES.
A) El Consejo de Indias: Fue creado en 1524 con sede en Madrid. Máximo órgano asesor del monarca. Se encargaba con el rey de la designación de las autoridades políticas, judiciales, militares y eclesiásticas, decidía respecto de la defensa de las colonias, las relaciones y trato de los indios y se desempeñaba como máximo tribunal de justicia para América. Evaluaba el comportamiento y desempeño en sus funciones de todos los oficiales reales y representantes del rey en las Indias. En relación con la Iglesia, vigilaba la aplicación del derecho de Patronato Real. Recibía informes y preparaba las Reales Cédulas.
B) La Casa de Contratación:
Era un órgano subordinado al Consejo y le correspondía todo lo relacionado con la navegación de ultramar. Fue creado en 1503 y suprimido en 1790. Controlaba y regulaba todo lo relacionado con el comercio americano, para lo cual organizaba las flotas que venían a América, percibía derechos de aduana y otros gravámenes , concedía las licencias para pasar al Nuevo Mundo, ejercía las funciones judiciales sobre los delitos cometidos durante las travesías e instruía en todo lo relacionado con la navegación.
3. AUTORIDADES “INDIANAS” O AMERICANAS.
A) Los Virreyes: Eran los representantes directos del Rey. Hubo cuatro virreinatos: los de Nueva España o México y Perú creados en el siglo XVI, y los de Santa Fe de Bogotá o Nueva Granada y de Buenos Aires en el siglo XVIII.
B) El Gobernador: Era la máxima autoridad de la Gobernación. Presidía la Real Audiencia y era Capitán General del Ejército. A partir de 1786 Chile fue independiente del Perú. Administraba el Reino, velaba por la seguridad del territorio y la Real Hacienda junto con ejercer el vicepatronato, es decir el conjunto de atribuciones del Rey sobre la Iglesia.
C) Corregidor: Nombrado por el Gobernador en los Corregimientos o Partidos(especies de Provincias).Se preocupaba entre otras cosas de los asuntos civiles y criminales. En el siglo XVIII fueron sustituidos por los Subdelegados.
D) Intendencias: En 1786, debido al proceso de centralización iniciado por los Borbones se introdujeron reformas para robustecer la autoridad, pero sujetándola a la vez a mayores controles. Así nacieron las Intendencias. Chile se dividió en dos, la de Santiago y la de Concepción. En ellas el Intendente tenía responsabilidades amplias de orden administrativo, militar, judicial y de hacienda.
E) La Real Audiencia: Como ya se ha dicho, fue creada para Chile en 1565 con sede en Concepción, con la finalidad principal de vigilar el cumplimiento de las leyes de protección a los indígenas y de fiscalizar los intereses de la Real Hacienda. Se la suprimió en 1575 para restablecerla definitivamente en 1606, aunque comenzó a funcionar sólo tres años después en Santiago. Estaba integrada por el Gobernador, que la presidía, cuatro oidores y un fiscal. Entre sus atribuciones se contaban servir de Tribunal de Apelaciones, aconsejar al Gobernador, velar por el patronato y las leyes de protección a los indígenas y ejercer el gobierno interino en ausencia del Gobernador.
F) Los Cabildos: Eran los gobiernos municipales del medioevo europeo, reproducidos en América, que representaban a la comunidad en defensa de sus intereses y que cumplían funciones de administración y gobierno de las ciudades, como ocuparse del aseo y ornato, de las obras públicas, velar por la instrucción primaria, el cuidado de la salud pública, el abastecimiento de alimentos, el control de precios, aranceles, pesos y medidas, ejercer control sobre el agua de riego y regular la exportación de los excedentes de producción. El Cabildo de Santiago instituido el 7 de marzo de 1541, estaba integrado por dos alcaldes que servían de jueces de primera instancia, 6 Regidores y otros funcionarios que eran:El Procurador: que representaba legalmente a la comunidad.El Alguacil Mayor: jefe de la policía urbana.El Alférez Real: custodiaba el estandarte del Rey.El Fiel Ejecutor: controlaba el cumplimiento de precios, aranceles, pesos y medidas.El Mayordomo: encargado del tesoro.El Escribano: notario público que se ocupaba de las actas y de la correspondencia.El Alarife: urbanista de la ciudad, tenía que trazar las calles, las acequias y demás obras. Para ser miembro del Cabildo era necesario ser vecino, (tener una propiedad en la ciudad), el oficio duraba un año, era gratuito y obligatorio. En su nombramiento no intervenía directamente la comunidad, sino que al término de cada año sus componentes designaban a los sucesores. Con el tiempo la Corona fue interviniendo en la designación de los cargos, llegando a vender oficios en pública subasta. En esta institución hidalgos, vecinos y conquistadores tenían derecho a manifestar sus opiniones y necesidades: una expresión aristocrática dentro de un orden absolutista. A veces intervinieron en la designación de un gobernador o en la deposición de alguna autoridad tiránica como lo ocurrido con el Cabildo de Concepción que destituyó al gobernador Antonio de Acuña y Cabrera por los abusos de su gobierno. Aparte de los cabildos cerrados que congregaban sólo a sus miembros, en ocasiones se convocaba a Asambleas Públicas con los principales vecinos para tratar materias de importancia, eran los cabildos abiertos, como el que designó a la Primera Junta de Gobierno en 1810.
4. EL CONTROL DE LAS AUTORIDADES
Para evitar los abusos que cometían muchas autoridades en el ejercicio de sus cargos debido al gran poder que concentraban y a la lejanía de la Metrópoli, la Corona utilizó diversas formas de control entre los que sobresalían las visitas practicadas por un oidor de la audiencia y el juicio de residencia en el cual se formulaban cargos a los altos funcionarios al término de su administración.
II. LA ACCIÓN DE LOS GOBERNADORES DURANTE EL SIGLO XVII.
En este siglo el centro de la preocupación fue la guerra de Arauco, motivo por el cual la Corte seleccionó a los gobernadores del país entre hombres de reconocida experiencia militar. Inició la serie de nombramientos, Alonso de Ribera, experto soldado quien ocupó el cargo de Gobernador en dos ocasiones.
La primera entre 1601 y 1605 en que emprendió una profunda reforma militar reflejada en la creación del ejército permanente, la separación de las tres armas: artillería, caballería, infantería y la implementación de una estrategia de ocupación gradual del territorio indígena, mediante una línea de fuertes. Asimismo, fomentó la agricultura y las pequeñas manufacturas, dio normas sobre el trabajo de los indios encomendados y encargó a Ginés de Lillo la visita y regulación legal de la propiedad territorial. En su segundo período, 1612-1617, puso en práctica la política de guerra defensiva propiciada por el jesuita Luis de Valdivia.
Entre 1605 y 1610 ocupó la gobernación Alonso García Ramón. Bajo su gobierno, en 1609, comenzó a funcionar definitivamente la Real Audiencia.Desde 1617 hasta 1620 gobernó Lope de Ulloa y Lemos, durante este tiempo se produce el descubrimiento de las islas Diego Ramírez. Le siguió Francisco Laso de la Vega 1629-1639), quién repobló Angol en 1637 y dictó una tasa de tributos para los indios. Francisco López de Zúñiga, marqués de Baides (1639-1645) logró celebrar paces a través del sistema de parlamentos (Quillín 1641) y fortificó Valdivia como medio de prevenir ataques corsarios.El gobierno de Martín Mujica (1645-1649) fue alterado por el gran terremoto de 1647, que destruyó la ciudad de Santiago. Hacia mediados del siglo, el proceso de descomposición política que se había ido produciendo en la Metrópoli, se manifestó también en Chile en algunos gobernadores, que contrastaron con las figuras precedentes. El período de Antonio de Acuña Cabrera (1650-1656), militar de escaso relieve, se caracterizó por la tolerancia con sus cuñados. Les dio puestos de importancia en el ejército, que éstos aprovecharon para vender allí cargos, especular con el abastecimiento de las tropas y negociar indios de paz como esclavos. La formidable rebelión araucana de 1655, producida por los desaciertos militares de estos hombres, precipitó la destitución de Acuña por el Cabildo de Concepción. Aunque la Real Audiencia lo mandó reponer en el mando, fue enseguida relevado por el virrey del Perú. Los últimos gobernantes del siglo XVII dejaron fama de honradez y capacidad, es el caso de los gobernadores Juan Henríquez (1670-1681), José de Garro (1682-1692) y Tomás Marín de Poveda (1692-1700), este último reanudó el sistema de parlamentos y dio impulso a las misiones.

La Economía De Chile En Los Siglos Coloniales.

La economía en el siglo XVI La economía de Chile en el siglo XVI fue fundamentalmente minera,(en la imagen: faenas mineras) y dentro de esta actividad la labor que alcanzó mayor desarrollo fue la explotación de lavaderos de oro.El lavadero que primero se comenzó a explotar fue el de Marga Marga, en la desembocadura del río Aconcagua y bastante próximo a Santiago.Pronto se inició la explotación de los lavaderos que existían cerca de la ciudad de La Imperial, en Concepción, en Valdivia, en Osorno y en Villarrica.El trabajo de lavar las arenas en busca de pepitas y de polvo de oro era muy pesado, y el hecho de permanecer largas horas en el agua y en la humedad producía entre los indios, que debían realizar el trabajo, enfermedades y muertes. Aquí encontramos otra razón de la #guerra de Arauco##, ya que los indios rechazaban esta actividad.Además de oro, se explotaron minerales de plata, cobre y plomo. La segunda actividad económica de importancia, en este siglo, fue la agricultura.Así, y muy rápidamente en todos los valles se inició la siembra de trigo y cebada. Los frutales europeos como el durazno, el damasco, la higuera, el manzano y la vid, pasaron a formar parte del paisaje chileno.Caballos, vacunos, ovejas, caprinos, cerdos y las aves de corral, daban vida a las estancias compartiendo con las llamas y guanacos, animales autóctonos de América.La economía en el siglo XVII A lo largo del siglo XVII la economía del país tomó decididamente una vocación agro-ganadera.En un comienzo fue la explotación ganadera: los vacunos traídos durante el siglo anterior se reproducían de tal manera que vagaban por cerros y montañas en las estancias. Una vez por año, debía recogerse el ganado para marcarlo; este trabajo era el rodeo. Al mismo tiempo se realizaba la matanza, es decir, el beneficio de las reses.La reses entregaban importantes bienes que eran consumidos en el país, o bien, enviados a mejorar mercados como el peruano. La carne era salada y puesta a secar a los rayos del sol; así se obtenía el charqui. Los cueros salados eran usados para fabricar cordobanes, cueros y suelas; finalmente el sebo era empleado en fabricar las velas que alumbraban casas y calles.Sin embargo, durante este siglo, el país se caracterizaba por iniciar su gran producción de trigo y de harina. Los valles, desde La Serena al Biobío, al llegar el verano, brillaban con dorados colores por el trigo maduro. Luego en largas caravanas de carretas, era enviado a las ciudades y al puerto de Valparaíso, donde era embarcado al Perú, país que necesitaba de nuestro trigo para fabricar su pan, ya que aquellos habían dedicado su tierra a plantar caña de azúcar, la que era enviada a Chile, porque nuestro país nunca la produjo. Junto al trigo, alcanzó una notable producción la cebada y el maíz.La economía del siglo XVIII. Al comenzar el siglo XVIII, Chile continuaba explotando sus riquezas agropecuarias, aprovechando el excelente mercado peruano, donde encontraban fácil colocación y muy buen precio, el trigo, la harina, el maíz, la cebada y los frejoles.Durante este siglo se inició la siembra de algunos productos como el arroz, el lino, el cáñamo y el algodón. Las viñas abarcaban extensas zonas y los vinos chilenos comenzaron a adquirir calidad.También se produjo una reactivación de la actividad minera. Si bien es cierto, los importantes lavaderos de oro del siglo XVI habían desaparecido, se explotaron con éxito minas de oro, en las proximidades de Copiapó, en Petorca, Peldehue, Tiltil y Alhué.La plata alcanzó una buena producción, destinada especialmente a la fabricación de monedas. Los minerales más importantes estaban en Copiapó, Coquimbo, Putaendo y en la famosa mina de San Pedro Nolasco, en el interior del Cajón del río Maipo.Pero fue, sin lugar a dudas, la producción de cobre la más importante actividad minera de este siglo; las minas en Atacama, Coquimbo y Aconcagua alcanzaron un número significativo, concentrando gran cantidad de población y de capitales. No eran grandes minerales, sino pequeños laboreos que en conjunto alcanzaban una excelente producción.El cobre chileno era consumido en el país, o bien, enviado al Perú y a España, para la fabricación de cañones, campanas y otros artefactos. Una cantidad no pequeña salía del país en las bodegas de buques norteamericanos, ingleses y franceses, como pago de mercaderías entradas ilegalmente al país.Durante este siglo, el comercio alcanzó un desarrollo que hasta entonces no había tenido. Se debe recordar, que durante todo el período colonial, Chile, al igual que las otras colonias americanas, estaba sometido al régimen del monopolio implantado por el gobierno español.Además del comercio con el Perú, Chile enviaba y recibía bienes de otras regiones. Con las provincias del Río de La Plata se mantuvo un tráfico consistente en el envío de cueros curtidos y cobre elaborado; se recibía yerba mate y esclavos negros; estos últimos sólo pasaban por Chile en viaje al Perú, donde alcanzaban mejor precio.Con España, el comercio directo comenzó mediante el navío de registro, que empieza a llegar hacia 1719. Estos buques se llamaban así porque sólo registraban ante la Casa de Contratación los pasajeros y listas de mercaderías, no sometiéndose a otros requisitos establecidos por dicho organismo.Pero el comercio con España adquirió mayor desarrollo, con posterioridad al año 1778, cuando el rey Carlos III dictó la Ordenación de Comercio Libre, que permitió a numerosos puertos españoles y americanos, comerciar directamente entre ellos. A Valparaíso y Concepción les fue permitido fletar buques directamente a puertos españoles. Fue durante este siglo en que el contrabando alcanzó un notable desarrollo.